De la Educación en el Gobierno Despótico (Totalitario)

La Educación en el gobierno despótico (totalitario)

En las Monarquías, la educación procura únicamente elevar el corazón, en los Estados Despóticos, tiende a rebajarlo; es menester que sea servil

La educación servil es un bien de los  Estados Despóticos, aún para el mando, ya que nadie es tirano sin ser a la vez esclavo. 

La obediencia ciega supone crasa ignorancia, lo mismo en quien admite que en el que la impone. El que exige obediencia extremada no tiene que discurrir ni dudar: le basta querer.

En los Estados despóticos es cada casa un reino aparte, un im- perio separado.

La educación que consiste principalmente en vivir con los demás,  resulta en consecuencia muy limitada: se reduce a infundir miedo y a enseñar nociones elementales de religión.

El saber sería muy peligroso, la emulación funesta; en cuanto a las virtudes, ya dijo Aristóteles que no cree que puedan tener ninguna los esclavos; lo que limita aún más la educación en esta clase de gobierno.

Quiere decir que donde existe el régimen despótico la educación es nula.  Es preciso quitarlo todo para después dar algo; hacer lo mismo una mala persona para hacer de ella un buen esclavo.

¿Y para qué esmerar la educación, formando un buen ciudadano que tomará parte en la común desdicha?

 Si se interesara por la cosa pública, sentiría tentaciones de aflojar los resortes de gobierno; lográndolo, se exponía a perderse él, a perder el príncipe y acabar con el imperio.

                              Montesquieu

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